Entre la bruma

domingo, 30 de noviembre de 2008

Cruzando entre la bruma el bosque impenetrable

apenas se oye la levedad de los vientos invernales.

Andando por los caminos buscando la libertad,

respirando ese aire limpio gozando la soledad.


Entre los robles del bosque baja canoro el reguero

bajo un silencio sepulcral va caminando el viajero.

A través de la ventisca desaparece el sendero,

él caminaría de noche sin estrellas ni luceros.



La arboleda silenciosa, la cellisca permanente,

solos su nostalgia y él, un bello mundo ausente.

Un mundo desconocido irreal para tanta gente,

un cosmos de mil colores que piensan inexistente.


Va buscando las cumbres por caminos conocidos

por senderos recorridos que ha hollado mil veces.

Que le apetecen por eso porque los puede caminar,

puede y los camina solo, solitario como un lobo.


Para él es una constante tomar la senda con calma

ser un perpetuo caminante de los vericuetos del alma.

La ciudad a la persona, amilana, sepulta, calla,

abatiéndolo en la soledad en la que solo se halla.




Infinita soledad

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Quiero que me acompañes

en la noche,

mientras oigo el latido

de los vientos.


Asomado perennemente

a la ventana,

permanezco esperando

tu llegada.


Sin saber cuando la tienes

anunciada,

en la tarde, en la noche,

quizás de madrugada.


Veo llegar a los barcos

y tu no bajas,

nadie llega a la isla

este invierno.


La espera ya se torna

insoportable,

llegan vacías las naves

a este infierno.


Allí encontré la soledad

más infinita,

donde la halló mi alma

ya marchita.


En la noche la Luna

amplía su luz esquiva,

evita el naufragio de almas

que navegan a la deriva.


Jirones de mi arrancas

soledad,

ya no soporto de ella

ni su etérea levedad.






La verdad ?

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Mirándole a los ojos

con tus ojos transparentes,

en tu sana ingenuidad

requieres de la gente,

“tan” solo la verdad

como si no fuese nada.

Porque le mentirás

o no le vas a ocultar,

que un día entre sueños

no besaste otra boca

con deseos de ser besada,



que cruzaste una tarde

una explícita mirada

con aquella hermosura

que en la calle al pasar

te miró descarada,

la verdad es una exigencia

de cándida imprudente.

Porque tanta verdad

en verdad nunca esperes,

pues tanta verdad mujer

si quien la dice no miente,

tanta verdad suele ser

dolorosa e hiriente.




La Rosa del Desierto.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Era bella y extraña,

de una belleza latente,

más solo era una rosa

brotada improcedente.


No lograba agostarla

ni la lluvia, ni el sol,

la nocturna humedad

ni las gélidas brisas.


No poseía espinas

ni pétalos sublimes,

no tenía su planta

un perfil delicado,


no emanaba de ella

un olor perfumado,

era, su porte inusual

su textura singular


y su color terroso,

quizás esos matices

diesen a la exótica flor

ese tono tan hermoso.


Florecía sin agua

en arenales muertos,

todo el que la conoce

fascinado la llama:

La Rosa del Desierto.




Quisiera

sábado, 8 de noviembre de 2008

Quisiera:


Tener siempre por horizonte

el universo níveo de tu piel,

para ver desde la distancia

la esplendorosa elegancia

con que se elevan arrogantes

las cimas albas de tus pechos.


Quisiera:



Al bajar tan altos montes

perderme en primavera,

por ese sinuoso valle

sendero que desciende

de tu ceñido talle,

estrecha hoz que me lleva

hacia la angosta caverna,

escondida en el desfiladero

inacabable de tus piernas,

hacia aquel lugar donde

se alza inexpugnable

la espesura enmarañada

de tus rizados cabellos.

Besar sin cesar, voluptuoso

la quebrada de tus senos,

o descansar placentero

en la braña de tu cintura.


Quisiera:


Con manos temblorosas

ir recorriendo con ternura

cada pliegue de su figura,

entretanto ella excitada

respira desasosegada,

al explorarle suavemente

recónditas oquedades

produciéndole humedades,

con mis dedos enredados

por los caminos solitarios

de sus oscuros canales.

Noto bajar por sus piernas

a sus fluidos manando

tal como los manantiales.


Quisiera:


Besar los labios de tu boca,

bocas que mi a boca brindan

los placeres de sus labios,

consiguiendo que los míos

en muestra de desagravio

a tales placeres se rinda.


Quisiera:


Confirmar que algún día

estos sueños que sueño,

cada noche de ensueño

cumplidos verse podrían.


Quisiera:


Saber que en secreto

tras la soledad sombría

en la fresca penumbra

de la arabesca celosía

allí oculta estas tu,

acechando cada paso

que doy en pos de ti,

sin saber que ese juego

es un fracaso

para ti y para mi.







 
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