Sueños infantiles

viernes, 27 de noviembre de 2009

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Allí estaba, niño, extasiado
oteando el verdeazul oleaje,
su quimera en el horizonte
y sus zapatos mojados.
Para él los mares eran:
borrascosas singladuras,
desmesuradas aventuras,
eran turbulentos presagios
historias de naufragios.
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Para él los mares eran:
ver como alejaba el viento
aquellos barcos negreros,
en noches de Luna plena
siguiendo la fina estela,
los desdibujados senderos,
aquel bamboleo marinero
de los viejos balleneros.


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Para él los mares eran :
relatos, batallas, venturas,
de traficantes de esclavos,
de intrépidos capitanes
y de piratas truhanes.
Ecos de asaltos osados
de los terribles corsarios,
de arrojados grumetes,
de filibusteros temerarios,
Para él los mares eran :
leyendas de buenos y malos,
de garfios y patas de palo,
tuertos bellacos con loros,
de feroces escaramuzas
por la hermosa prisionera
y de fastuosos tesoros.

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Soñaba el mar... muy grande
infinito, fascinante, ahora
timonel a tí te requiero,
sigue, la estela de aquel velero
que soy, capitán de bucaneros
y seré yo quien aquí mande.
Y allí estaba Yo...crecido
con mis once primaveras,
declamándole al mar
los sueños que ayer tuviera,
con mi disfraz de pirata
y mi espada de madera.
Susurrando con voz queda...
“Con diez cañones por banda
viento en popa a toda vela...”



Soneto

viernes, 20 de noviembre de 2009

Antes de descender por mis laderas,

deseo que no mires, desvergonzado,

la fronda de mi bosque ensortijado,

que reluce en medio de mis caderas.


Embrújame inquilino de mi lecho

lame gozoso el talud de ese valle,

que sinuoso sube desde mi talle

al vértice celestial de mi pecho.

Escúchame, truhán cuanto te digo,

se brioso apasionado en el tálamo,

luego retozaremos entre el trigo.


Devoto de tus labios soy cautivo

se ardiente, delicado en la batalla,

siervo soy de ese placer adictivo.




Haikus

lunes, 16 de noviembre de 2009

Primavera


Viejo cerezo

de tentadora fruta

y hermosa flor



Verano


Madura la vid

el sofocante Agosto

para vendimiar.



Otoño


Caen de maduras

en el pajizo otoño

dulces castañas.



Invierno


La nieve blanca

caída anoche quemaba

la flor temprana.




Loreena McKennitt , Nights from the Alhambra

jueves, 12 de noviembre de 2009

Es una voz que mana

plácida como las olas,

es una voz que se hace

eco en las caracolas.


Instrumentos que suenan

en una eufonía de ensueño,

el suave violín, la zanfoña,

guitarras y mandolina,



percusiones, contrabajo,

la gaita irlandesa, y ella,

al piano, arpa y acordeón

dominadora de la escena.


Regala una voz rutilante

cálida como sol de invierno,

fresca, como agua del nevero,

acogedora como un amante.


Con esa voz suya que mana

apacible de entre las olas,

ella, la de la roja melena

la irlandesa Loreena.


Creó una fusión de armonías

gaélicas, árabes, armenias,

y la hermosura de una voz

que reverbera aduladora.


Esa noche en la Alhambra

las ánimas sarracenas,

se reencarnaron para oír

el concierto de Loreena.




Otoño

sábado, 7 de noviembre de 2009

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Verdes estaban los campos
los meses antes del estío,
ahora brillan los caminos
alfombrados por las hojas
húmedos por el rocío.
Mutó de color el monte
de su precioso arbolado,
por encima de los verdes
predominan los dorados.


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En las laderas las viñas
los almendros en el llano,
los chopos en las riberas
en los sotos de montaña
los castaños centenarios.
En las mañanas soleadas
se aprecia un monte pajizo,
se tiñe en Otoño el ocaso
de un tono rojo cobrizo.




 
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