lunes, 12 de enero de 2009
En ese lugar de la memoria
adonde habita el olvido,
junto al rincón de la gloria,
amor, que para mi has sido.
En mis labios sensuales
bebiste, roja mencía,
puro néctar de los Dioses
que de mis labios bebías.
En la cama nuestros cuerpos
espíritus de amor sediento,
mi cuerpo de hierro ardiente
tu, volcán de lava hirviendo.
Del manantial de mis pechos
de donde maman las crías,
de aquella fuente bebiste
la más deliciosa ambrosía.

Tus manos sobre mi piel
y sobre tu piel mis dedos,
corazones desmadrados
desbordantes de deseos.
Manos de amante experto
que sutiles, delicadamente,
sabías trabajar con ellas
haciendo vibrar mi cuerpo.
En los placeres del amor
eres, la otra parte del juego,
la yesca que ayuda a prender
las secas brasas del fuego.
Refugió de mansedumbre
cuando acabada la batalla,
se relajan nuestros cuerpos
desnudos junto a la lumbre.

2 comentarios:
El amor y la entrega es el cielo, que otra cosa si no?
si para entrar en el hace falta recordar: recordaremos..pero hay besos, hay un piel a piel que nunca perderemos porque ya es parte de nosotros para siempre, cerrar los ojos..y ahi está, escondido en la memoria, dormido en el corazón, envolviendo nuestra piel..Preciosos versos Salvochea.., besos
Dicen que hay una memoria selectiva que se encarga de borrar algunos recuerdos "non gratos". Debe de ser eso, porque hay otros recuerdos quue aunque te haga daño que vuelvan a la memoria, o no se borran o nosotros mismos nos negamos a que desaparezcan.
El otro día oí una canción que decía: No sé si tu recuerdo me hace bien o me hace mal. Con lo cual llego a la conclusión de que somos nosotros los que nos negamos que desaparezcan de nuestra mente y nuestro corazón, aquellas caricias, aquellos besos que llenaron nuestra vida.
Precioso poema, Salvochea. Ya me avisarás cuando acabes el libro. Tengo muchas ganas de leerlo.
Un beso.
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