jueves, 31 de diciembre de 2009
Vete,
cálido viento del alba,
márcha,
que mi niña aún duerme
desnuda sobre su cama,
y no quiero que la veas
al entrar por la ventana.
Aléjate, sátiro verde,
que rondándola no te vea,
que ya te ví de madrugada
levantando su vestido,
volteando sus enaguas,
tendidos en la azotea.
