viernes, 26 de diciembre de 2008
Claustro de piedra
sonoro y sombrío,
claustro de piedra
fresco, recogido,
oculto por la hiedra.
Cuatro ranas verdes
vierten al estanque,
el rumor sonoro
del agua cantarina,
suspendida al aire
apenas un instante.

Claustro de piedra
sonoro y sombrío,
claustro de piedra
fresco, recogido,
oculto por la hiedra.
Cuatro ranas verdes
vierten al estanque,
el rumor sonoro
del agua cantarina,
suspendida al aire
apenas un instante.
Publicado por Paco Lainez en 22:00 6 comentarios
Bebiendo de tus labios
fría agua de manantial,
la bebí con ansia, convencida,
porque tus labios eran para mi
la fuente cristalina de la vida.
Publicado por Paco Lainez en 19:58 2 comentarios
Publicado por Paco Lainez en 1:19 13 comentarios
Publicado por Paco Lainez en 21:17 3 comentarios
Cruzando entre la bruma el bosque impenetrable
apenas se oye la levedad de los vientos invernales.
Andando por los caminos buscando la libertad,
respirando ese aire limpio gozando la soledad.
Entre los robles del bosque baja canoro el reguero
bajo un silencio sepulcral va caminando el viajero.
A través de la ventisca desaparece el sendero,
él caminaría de noche sin estrellas ni luceros.
La arboleda silenciosa, la cellisca permanente,
solos su nostalgia y él, un bello mundo ausente.
Un mundo desconocido irreal para tanta gente,
un cosmos de mil colores que piensan inexistente.
Va buscando las cumbres por caminos conocidos
por senderos recorridos que ha hollado mil veces.
Que le apetecen por eso porque los puede caminar,
puede y los camina solo, solitario como un lobo.
Para él es una constante tomar la senda con calma
ser un perpetuo caminante de los vericuetos del alma.
La ciudad a la persona, amilana, sepulta, calla,
abatiéndolo en la soledad en la que solo se halla.
Publicado por Paco Lainez en 12:38 2 comentarios
Quiero que me acompañes
en la noche,
mientras oigo el latido
de los vientos.
Asomado perennemente
a la ventana,
permanezco esperando
tu llegada.
Sin saber cuando la tienes
anunciada,
en la tarde, en la noche,
quizás de madrugada.
Veo llegar a los barcos
y tu no bajas,
nadie llega a la isla
este invierno.
La espera ya se torna
insoportable,
llegan vacías las naves
a este infierno.
Allí encontré la soledad
más infinita,
donde la halló mi alma
ya marchita.
En la noche
amplía su luz esquiva,
evita el naufragio de almas
que navegan a la deriva.
Jirones de mi arrancas
soledad,
ya no soporto de ella
ni su etérea levedad.
Publicado por Paco Lainez en 19:14 1 comentarios
Mirándole a los ojos
con tus ojos transparentes,
en tu sana ingenuidad
requieres de la gente,
“tan” solo la verdad
como si no fuese nada.
Porque le mentirás
o no le vas a ocultar,
que un día entre sueños
no besaste otra boca
con deseos de ser besada,
que cruzaste una tarde
una explícita mirada
con aquella hermosura
que en la calle al pasar
te miró descarada,
la verdad es una exigencia
de cándida imprudente.
Porque tanta verdad
en verdad nunca esperes,
pues tanta verdad mujer
si quien la dice no miente,
tanta verdad suele ser
dolorosa e hiriente.
Publicado por Paco Lainez en 15:09 5 comentarios
Era bella y extraña,
de una belleza latente,
más solo era una rosa
brotada improcedente.
No lograba agostarla
ni la lluvia, ni el sol,
la nocturna humedad
ni las gélidas brisas.
No poseía espinas
ni pétalos sublimes,
no tenía su planta
un perfil delicado,
no emanaba de ella
un olor perfumado,
era, su porte inusual
su textura singular
y su color terroso,
quizás esos matices
diesen a la exótica flor
ese tono tan hermoso.
Florecía sin agua
en arenales muertos,
todo el que la conoce
fascinado la llama:
Publicado por Paco Lainez en 19:45 11 comentarios
Quisiera:
Tener siempre por horizonte
el universo níveo de tu piel,
para ver desde la distancia
la esplendorosa elegancia
con que se elevan arrogantes
las cimas albas de tus pechos.
Quisiera:
Al bajar tan altos montes
perderme en primavera,
por ese sinuoso valle
sendero que desciende
de tu ceñido talle,
estrecha hoz que me lleva
hacia la angosta caverna,
escondida en el desfiladero
inacabable de tus piernas,
hacia aquel lugar donde
se alza inexpugnable
la espesura enmarañada
de tus rizados cabellos.
Besar sin cesar, voluptuoso
la quebrada de tus senos,
o descansar placentero
en la braña de tu cintura.
Quisiera:
Con manos temblorosas
ir recorriendo con ternura
cada pliegue de su figura,
entretanto ella excitada
respira desasosegada,
al explorarle suavemente
recónditas oquedades
produciéndole humedades,
con mis dedos enredados
por los caminos solitarios
de sus oscuros canales.
Noto bajar por sus piernas
a sus fluidos manando
tal como los manantiales.
Quisiera:
Besar los labios de tu boca,
bocas que mi a boca brindan
los placeres de sus labios,
consiguiendo que los míos
en muestra de desagravio
a tales placeres se rinda.
Quisiera:
Confirmar que algún día
estos sueños que sueño,
cada noche de ensueño
cumplidos verse podrían.
Quisiera:
Saber que en secreto
tras la soledad sombría
en la fresca penumbra
de la arabesca celosía
allí oculta estas tu,
acechando cada paso
que doy en pos de ti,
sin saber que ese juego
es un fracaso
para ti y para mi.
Publicado por Paco Lainez en 17:21 4 comentarios