Tu ...

martes, 30 de septiembre de 2008

Gaviotas que revolotean

dibujaban con sus alas,

arabescos con la sombra

que sobre la mar reflejaba.


Desde las altas zapatas

los pescadores lanzaban

para engañar a los peces

al mar anzuelos de plata.


Mojarras, urtas, doradas,

con argentados anzuelos,

pescan los plateados peces

que los mares te regalan.


Madre déjeme usted ir

a la orillita de la playa,

madre que viene mi novio

de la pesca de la caballa.


Por favor, deje que vaya

que solo será un instante,

que quiero saber si volvió

o naufragó con el Levante.


Que al alba lo ví zarpar

con la vela que le zurcí,

madre que no sabe usted

cuanto es él para mí.


Partió y no lo vi regresar,

fe eterna le he prometido

al Greñuo de Santa María

si le deja volver conmigo.


Ahora las barcas varadas

descansan en La Caleta,

recostás sobre las piedras

sus quillas ahora quietas.


Esperando para navegar

que la mar vuelva al nivel

que tienen aquí las aguas

cuando llena la marea.


Refulge el sol en la bahía

a la que un niño escribe

poemas todos los días,

un niño de Santa María.


Un niño que escribe a Cádiz

y la retrata en un poema,

un niño que canta a Cádiz

al ritmo de una habanera.




Dos amores

sábado, 27 de septiembre de 2008


Amo tus calles umbrías

el color de tu alborada,

las noches de escarcha fría

tus gélidas madrugadas.


Amo el fuego de tu ocaso

el murmullo de las olas,

cuando bajan de la orilla

cantarinas, arrolladoras.


Amo el aire de tus montes

cubiertos de nieve alba,

el estruendo impetuoso

de las aguas de tus ríos

cuando caen despeñadas.


Tus callecitas estrechas

de blanquecinas fachadas,

tus balcones de madera

tus tejados de pizarra.


Amo, el color del oro viejo

de tu sinuosa muralla,

amo tus dorados otoños

tus primaveras floridas.


Amo, tus viejos robledales

tus montes majestuosos,

el esplendor de esa bahía

adonde vine a la vida.




Caminando el Bierzo

jueves, 25 de septiembre de 2008

Los fértiles valles verdes

arroyos frescos, serenos,

hayas, castaños, robles,

pueblos de piedra oscura

casonas de antiguos nobles.


Las veredas escarpadas

senderos de dura pendiente,

por las rutas de montaña

donde apenas pasa gente.


Apenas si pasa el viento

algún pastor solitario,

empujando su rebaño

de camino a la majada.


Seguir la huella insinuada

en la deslizante pedriza,

sendas que no permiten

que apenas alces la vista.


A veces están escondidos

los caminos por la bruma,

a veces tapan las cumbres

los bosques con su espesura.


Cumbrear te gratifica

un cielo de límpido azul,

de un azul transparente,


un cielo desierto de nubes

un silencio desconocido

y unos caminos ausentes.




Destino

lunes, 22 de septiembre de 2008

Nací frente al Genovés

hace mil años y un día,

allí bebí de las aguas

saladas de tu bahía.


Hoy bebo agua cristalina

en arroyos y manantiales,

que bajan por las laderas

de lejanos y bellos montes.


¿Porqué cambiaste destino,

las miras de mi horizonte ?





 
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